El caballo es uno de los animales que más les gusta a los niños. Imponente y elegante, protagonista de series y compañero de aventuras del protagonista en muchas películas, es además un atractivo añadido para practicar un completo deporte que aúna los beneficios que aportan los animales al interactuar con las personas con el ejercicio físico.
La equitación es una actividad deportiva que se puede empezar desde la edad más temprana y que permite a los más pequeños un buen desarrollo físico y psíquico.
El caballo no es un simple instrumento para practicar un deporte, como puede ser una raqueta o un balón, sino un ser vivo con el que hay que establecer una buena relación. Los caballos son animales muy nobles y suelen conectar con los niños, creando una buena relación entre ambos. Se dejan acariciar y tocar, pero también necesitan cuidados como alimento, limpieza y respeto. Por ello, es fundamental una buena relación entre el niño y el caballo que añadirá además beneficios a la práctica de este deporte, ya que ayuda a adquirir responsabilidades y a establecer un sentimiento de confianza mutua.
En el plano deportivo, la equitación estimula la musculatura y potencia la coordinación y el sentido del equilibro. Pero además, al practicarse al aire libre y junto con más niños, favorece una vida sana e incluye un carácter lúdico al ejercicio, algo que es muy beneficioso.
Se trata de un deporte que beneficia a todos los niños en general, pero además los expertos lo recomiendan a niños que puedan tener un carácter solitario y cerrado, con escasa confianza en sí mismos o baja autoestima, así como aquellos que son muy impulsivos o con problemas de concentración, ya que se trata de un ejercicio que les ayudará a mejorar estos aspectos de su vida y a medida que lo practiquen notarán que van adquiriendo seguridad y confianza y que van superando sus miedos, a la vez que ganan en autonomía y decisión.
En definitiva, es un deporte que potencia un contacto muy estrecho con seres vivos, que exige seriedad, concentración, que es metódico y, sobre todo, muy divertido.
Los niños más pequeños pueden empezar montando en poni y más que como deporte se puede tomar como un juego o como una actividad lúdica. Al principio, el profesor camina a su lado, mientras va enseñando al niño a dirigir al animal. A medida que el menor se familiariza con su nuevo amigo, pierde el miedo y gana en seguridad puede empezar a montar solo.
Con la equitación, el niño no sólo ejercita músculos que no se activan de otra forma, sino que además gana en reflejos y en coordinación. Además poco a poco mejorará su atención, concentración, memoria, equilibrio, coordinación, lateralidad del movimiento y sentido de la distancia, la velocidad o el tiempo. Es decir mejora el desarrollo del área intelectual.
Equinoterapia
Pero la equitación, además de ser un buen deporte para cualquier niño, es también una buena terapia cuyos efectos se han mostrado muy beneficiosos para tratar problemas físicos y psíquicos.
La equinoterapia consiste en el empleo de caballos en la rehabilitación física y emocional, ya que está demostrado que estos animales ayudan a tratar múltiples trastornos.
Los caballos entrenados para este fin tienen un paso específico que transmite unas 110 vibraciones por minuto. Estos estímulos viajan por todo el cuerpo y actúan sobre el sistema nervioso. Así, una persona que esté en silla de ruedas, al montar un caballo ejercitaría los mismos músculos que emplearía si caminara. Pero además, este ejercicio no sólo mejora la musculatura sino también los sentidos, afecta a todo el cuerpo y el paciente experimenta una mejoría global. Además el contacto con los animales, tiene muchos beneficios emocionales.
La terapia con caballos se puede empezar a partir de los 18 meses y actualmente hay muchos centros que ayudan a niños con retraso mental, parálisis cerebral, esclerosis múltiple, autismo, trastornos profundos del desarrollo y problemas motores. También puede ser utilizado en niños hiperactivos y personas con problemas de conducta. El objetivo de este tratamiento, es mejorar la calidad de vida de los pacientes y ofrecerles una actividad recreativa y un divertido ejercicio.
El efecto beneficioso del movimiento del caballo se conoce desde antiguo. Ya en su época, los griegos aconsejaban practicar equitación con el fin de mejorar el estado anímico de los enfermos incurables, incluso el propio Hipócrates hablaba del saludable trote de los caballos.
En general la equinoterapia tiene demostrados beneficios fisiológicos, psíquicos -estimula la atención, la concentración y la motivación y aumenta la autoestima y la seguridad- y físicos, ya que el caballo tiene una temperatura corporal y un volumen muy superiores al hombre, lo que conlleva una importante transmisión de calor y solidez al ser abrazado y tocado por un niño.